Un artículo publicado por investigadores de la Central South University de China en el diario científico Hypertension indica que aquellas personas que toman más siestas que el promedio tienen mayor riesgo de desarrollar presión arterial alta o incluso un infarto.
El psicólogo clínico, Michael Grander, quien dirige la clínica medicinal del comportamiento del sueño de la Universidad de Banner en Arizona, comentó que "esto puede deberse a que, aunque tomar una siesta en sí no es dañino, muchas personas pueden hacerlo debido a la falta de sueño por la noche. Dormir mal por la noche se asocia con una peor salud y las siestas no son suficientes para compensar eso”.
Para llegar a los resultados, los científicos chinos observaron los hábitos del sueño e historias clínicas de 360 mil personas del Reino Unido. Los datos fueron proporcionados por UK Biobank, quienes a su vez consiguieron los datos a través de estudios y cuestionarios procesados con los años.
Concluyeron que las personas que toman una siesta la mayoría de los días tienen 24% más de probabilidad de sufrir un infarto en el futuro. Adicionalmente, esas personas también tienen 12% más de probabilidad de desarrollar hipertensión con los años.
El estudio también indica que las personas menores a sesenta años tienen 20% más de probabilidad de desarrollar una presión arterial alta, por supuesto sólo si las siestas son una parte primordial de su rutina. La presión arterial alta, a pesar de ser extremadamente frecuente, no es común en las personas jóvenes.
El mes pasado, la Asociación Americana del Corazón (AHA por sus siglas en inglés), determinó que existen ocho factores para una buena salud cardiovascular: la dieta, la actividad física, la exposición a la nicotina, el peso, los niveles de colesterol, el azúcar, la presión arterial; y más recientemente, el buen sueño.
La doctora Phyllis Zee, directora del Centro de Medicina Circadiana y del Sueño de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, habló con CNN sobre los resultados del estudio "desde un punto de vista clínico, creo que destaca la importancia de que los proveedores de atención médica pregunten de forma rutinaria a los pacientes sobre las siestas y la somnolencia diurna excesiva y evalúen otras afecciones que contribuyen a modificar potencialmente el riesgo de una enfermedad cardiovascular".